Cuando el corazón no puede más

Vinicio y Liz Estrada, de Guadalajara, narran el día a día de su vida familiar y lo que significó la llegada de Regina, su hija, para terminar con una recomendación: “Cásense, es padrísimo”

Platíquennos del ambiente de familia, de la alegría, del descanso…

Vinicio: La vida de familia es una entrega. Yo llego cansado de la oficina y Liz de sus actividades, pero cuando uno llega a casa en la noche, hay que estar entregándose. A veces uno piensa: “Voy a llegar a descansar”, pero el descanso es cuidar a Regina, atender a la esposa, platicar. Al final del día estamos cansados, pero vale la pena. Y cada día es diferente. Dentro de todas las situaciones familiares, intentamos encontrar un medio de santificación.

¿Qué los convenció para querer compartir su vida?

Liz: Lo bueno que es. Es muy trabajador, sabe lo que quiere. En el típico modelo que te haces cuando eres niña, cuando piensas: “Yo quiero a mi esposo así…”, pues él tenía todas las palomitas y más. Es muy piadoso. A mí siempre me dijeron que un esposo piadoso y trabajador, era muy buen comienzo. Y además, con todas las otras cosas buenas que tiene, la vida matrimonial se hace más fácil.

Vinicio: Es una historia de muchos años. No me casé joven. Le pedí a Dios durante quince años una niña como ella. Lo encomendé mucho a San Josemaría. Publicaron una carta en la que narré cómo por quince años recé todos los días por encontrarme una niña, ¡hasta que la encontré! Y estamos muy contentos. Como dicen: “Matrimonio y mortaja del cielo baja”. Y estoy convencido de eso, de que es algo de Dios. Tal vez en nuestros planes de edad y demás, las cosas no salen como uno hubiera pensado, pero es cuando uno se da cuenta que Dios sabe sus momentos.

¿Qué significa la invitación que hacía san Josemaría sobre formar hogares luminosos y alegres?

Liz: Yo la entiendo como echarle todas las ganas, pensar que todo es para allá arriba. Vinnie y Regina son el motor para querer hacer las cosas muy bien.

Vinicio: La vida tiene sus complicaciones, como situaciones económicas, estrés, discusiones. Pero también hay que saber encontrar la alegría en los momentos difíciles que vamos teniendo. La alegría no es sólo pasarla bien y estar a gusto, sino tratar de ver todas las cosas cara a Dios.