Don Álvaro: siempre al servicio de Dios y de las almas

Con anécdotas entrañables y un recuento del intenso trabajo de don Álvaro del Portillo al servicio de la Obra y de la Iglesia, cuatro expositores presentaron “Álvaro del Portillo. Un hombre fiel”, la más reciente biografía del primer prelado del Opus Dei, escrita por Javier Medina Bayo.

La presentación, organizada por Minos Tercer Milenio y la Facultad de Derecho de la Universidad Panamericana, contó con la participación de Mons. Rafael Fiol, la Dra. Ana María Pacheco, el Dr. Raúl Núñez y el Pbro. Dr. Pablo Palomar de la Calle.

Cada uno de los ponentes pronunció una breve conferencia en la que se destacó la labor fecunda que Mons. Del Portillo desarrolló a lo largo de su vida, así como rasgos característicos de su personalidad que pudieron atestiguar de primera mano en los momentos en que convivieron de cerca con el primer prelado del Opus Dei.

Ante decenas de personas congregadas en el auditorio de la Universidad Panamericana, Mons. Fiol, que fue Vicario del Opus Dei en México por 25 años, resaltó la mexicanidad de don Álvaro al recordar que doña Clementina, madre de Mons. Del Portillo, era originaria de Cuernavaca, al tiempo que hizo reír a los asistentes al relatar que la abuela materna, también mexicana, le cantaba el himno nacional como canción de cuna.

"La vida de don Álvaro fue un sí total a Dios, y por Dios, un sí total a la Iglesia, al Papa, al Opus Dei, a su Fundador y a todas sus almas. (…) Esa era como la biografía de don Álvaro: decir siempre que sí”.

Además, Mons. Fiol destacó el profundo cariño que don Álvaro tuvo a lo largo de su vida por la Virgen de Guadalupe, ante quien pudo rezar durante sus visitas a México y cuya imagen siempre llevó en la cartera.

Don Rafael Fiol también recordó una serie de anécdotas que dejaron traslucir una característica muy propia de don Álvaro: la sencillez. La Dra. Ana María Pacheco, quien convivió en Roma con Mons. Del Portillo, también resaltó este rasgo, junto con su disponibilidad total a Dios, a la Iglesia al Opus Dei y a San Josemaría.

“La vida de don Álvaro fue un sí total a Dios, y por Dios, un sí total a la Iglesia, al Papa, al Opus Dei, a su Fundador y a todas sus almas. (…) Esa era como la biografía de don Álvaro: decir siempre que sí”.

Poco después de pedir su admisión al Opus Dei (1935), don Álvaro se convirtió en al apoyo más firme de San Josemaría. “Fue fuerte porque era un hombre de fe y por eso pudo apoyar al Fundador siempre”, agregó la Dra. Pacheco.

El P. Pablo Palomar, vicario del Opus Dei para la Ciudad de México, conoció a don Álvaro en 1970, durante su primera visita a nuestro país. Para destacar la fidelidad de don Álvaro al fundador del Opus Dei, echó mano de una anécdota personal.

“Se acercó el coche y vi a tres sacerdotes adentro. Yo estaba queriendo conocer a San Josemaría, y los tres me parecieron igualitos. Me dirigí a don Álvaro y él me dijo: ‘es él’. De inmediato me dirigí a San Josemaría. Esto que viví en esa primera ocasión de conocer a San Josemaría y a don Álvaro realmente fue la vida normal: siempre dirigir hacia San Josemaría”.

Raúl Núñez pronunció una conferencia titulada “50 años al servicio de la Santa Sede”, a través de la cual hizo un recuento de los numerosos encargos que don Álvaro desempeñó al servicio de la Iglesia. Resaltó las muestras de afecto y confianza que recibió de los sucesivos pontífices, desde Pío XII hasta Juan Pablo II, quien acudió a rezar antes sus restos mortales el 23 de marzo de 1994, pocas horas después de su fallecimiento.

Al concluir la presentación, los ponentes recordaron que la imagen de la Virgen que se encuentra en la ermita de la Universidad Panamericana, fue un regalo de Mons. Álvaro del Portillo.