“Hijas mías, yo os quiero mucho, pero os quiero santas”

Durante los años que vivió en Roma, Amparo Velasco trabajó al lado de don Álvaro. De esa época, intensa en emociones, recuerda especialmente los detalles de cariño que Mons. Del Portillo tenía hacía las personas que convivían cotidianamente con él. Esa paternidad, recuerda con emoción, quedó plasmada un día de su cumpleaños en que don Álvaro le envió una postal desde Nigeria.