Meyalli, 25 años de alegría

A raíz de un llamado que hizo san Juan Pablo II, un grupo de personas impulsaron el Colegio Meyalli, que acaba de cumplir 25 años de labor maravillosa.

En octubre de 1991, Meyalli inició su labor educativa con 35 alumnos de preescolar, duplicando la matrícula unos meses después, en enero de 1992. En 1992 se integró primaria y siguiendo con secundaria en 1996, y a partir del ciclo escolar 2009-2010, un nuevo sueño se hizo realidad: inició la preparatoria.

Los inicios

El Colegio Meyalli nació de la inquietud de un grupo de fieles del Opus Dei y amigos suyos que, animados por el beato Álvaro del Portillo, respon­dieron al urgente llamado de san Juan Pablo II en el Valle de Chalco, durante su visita a México en 1990: «No podemos vivir y dormir tranqui­los mientras miles de hermanos nuestros, muy cerca de nosotros, care­cen de lo más indispensable para llevar una vida humana digna».

La respuesta de aquellos emprendedores fue promover una escuela para niñas y otra para niños en dicha zona, una de las más desfavoreci­das del país.

El Valle de Chalco

El Valle de Chalco, un extenso territorio al este de la Ciudad de México, está catalogado como uno de los enclaves más pobres y de mayor con­centración humana de todo el país, con más de cuatro millones de habitantes.

EDUCAR, A.C. dio comienzo a sus actividades en 1990 con la constitución de un patronato para recabar los fondos necesarios para el sosteni­miento de la entidad así como conseguir y con­servar un alto nivel académico, moral y social.

El proyecto parecía una auténtica locura, pero, quizá precisamente por eso, también podía ser una de esas ideas que cambian el rumbo de los acontecimientos. Desde el inicio, ani­mados por las enseñanzas de san Josema­ría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, tenían claro que debían conseguir trans­formar la vida de sus participantes y se en­focaron a fomentar la formación en las virtu­des humanas, la capacitación profesional y el sentido cristiano de la vida.

En medio del Valle de Chalco —en la comuni­dad de Ixtapaluca— se ubicaba el casco de la hacienda San Francisco Acuautla en donde se estable­ció el colegio para niñas al que se llamó Meya­lli, un vocablo náhuatl que significa “manantial”.

Meyalli hoy

El Colegio cuenta con instalaciones para brindar atención académi­ca a 6 grupos de preescolar, 12 de primaria, 3 de tele-secundaria y 3 de preparatoria; además dispone de biblioteca, patios, can­chas, áreas verdes, cafetería, cocina, taller de mecanografía, laboratorios de computación, de ciencias y un oratorio.

Goza de un gran prestigio académico. Durante 7 años consecu­tivos ha ocupado el primer lugar en rendimiento escolar entre los planteles de esa localidad.

Para continuar acompañando a las exalumnas, el co­legio utiliza las redes sociales. Así permanece al tanto de sus avances académicos y logros personales. Entre las egresadas se cuentan tituladas en carreras como Administración de empresas, Derecho, Economía, Psi­cología, Negocios internacionales, Mercadotecnia, Cien­cias de la comunicación, etc. Otras han emprendido microempresas.

Cada ciclo escolar se dicta un promedio de 30 conferen­cias para los padres de familia sobre temas de educa­ción del que se benefician alrededor de mil personas.

Además de los cursos que ofrece el sistema educativo oficial, el personal de Meyalli recibe una constante formación pro­fesional y humana para el mejor desempeño de su labor educativa, siempre de acuerdo con los principios y va­lores cristianos.

Don Álvaro del Portillo y Meyalli

Meyalli es fruto directo del impulso del beato Álvaro del Portillo (1914-1994), primer sucesor del fundador del Opus Dei.

Durante los años que estuvo al frente de la Obra (1975-1994), don Álvaro aprovechaba sus visitas pastorales por todo el mundo para alentar la puesta en marcha de iniciativas sociales y educativas. Consideraba que una consecuencia natural de la preocupación por los pobres y por los enfermos debía ser la de “impulsar a promover o a participar en labores asistenciales, con las que se trate de remediar, de modo profesional, esas necesidades humanas y muchas otras”.

Encontré un colegio… y mucho más

Ángeles buscaba solamente una escuela para su hija. Encontró el Colegio Meyalli, junto con una nueva manera de vivir.

“Cuando llegué a vivir a Ixtapaluca me di a la tarea de buscar una escuela para mi hija de 3 años. Alguien me comentó que el Colegio Meyalli tenía un buen nivel académico, así que decidí conocerlo. La escuela era grande y la colegiatura muy accesible, por lo que decidí inscribirla. Desde el principio me informaron que debía tomar unos cursos de orientación familiar. Al principio no entendía mucho en qué me podían servir… asistí a todas las sesiones.

En alguna ocasión, una profesora me habló del Opus Dei y de san Josemaría y algo dentro de mí me decía que eso de santificarme en la vida ordinaria y en mi matrimonio era lo que yo quería.

Me invitaban a retiros espirituales, pero a mi marido se le hacía muy difícil que yo estuviera un fin de semana fuera de mi casa. Finalmente pude ir a una convivencia y tuve una experiencia maravillosa.

Mi vida dio un giro: empecé a tratar a Jesús, a practicar mi fe, a cambiar interiormente, lo que se reflejó en mi familia, en especial con mi esposo, ya que yo tenía una lista de prioridades errónea: primero era mi trabajo, después mis hijos y hasta el último mi marido. Con la Obra entendí que primero era Dios y por amor a Él, mi marido, mis hijos y mi trabajo.

Deseábamos tener otro hijo, pero no lo lográbamos. Ese año, con la ayuda de varias personas, acudí a la canonización de san Josemaría y le pedí que intercediera para que me pudiera embarazar. Ocho meses después quedé embarazada de un varón, un año después pedí mi admisión al Opus Dei como Supernumeraria. Sin duda, Dios me daba dos regalos: mi maternidad y mi vocación”.