"Me he vuelto a enamorar de la enfermería"

Adaeze se capacitó como enfermera de ortopedia en Nigeria. Después de acabar la escuela de enfermería en 2012, empezó a trabajar como asistente de enfermería en una clínica en Enugu, al este de Nigeria, sin embargo las condiciones en las que trabajaba eran terribles.

Texto original por Chinwuba Iyizoba

En la clínica, las cosas se pusieron muy mal y ella decidió que era mejor irse. El segundo trabajo lo encontró en “Niger Foundation Hospital”.

“Escuché hablar de la Niger Foundation una tarde que estaba con unas amigas. Les pregunté ¿cuál es el mejor hospital privado en Enugu?”

“NFH”

“¿Cuál?”

“Niger Foundation Hospital, está en Independence Layout”

Al día siguiente decidió ir a la NFH y hacer algunas investigaciones. Adaeze no sabía que esperar, pues aún tenía muy presentes las dificultades con las que se había topado en su trabajo anterior, sin embargo cuando entró a las instalaciones del hospital, ella quedó desarmada.

“Vi algunas flores y el césped muy bien cuidado…¿en un hospital? Entré al edificio y vi a las enfermeras, muy bien vestidas, sonriendo y muy amables. Era un cambio muy dramático en comparación al de mi primer trabajo”.

En el departamento de Recursos Humanos, le dijeron que había una vacante a la que podía aplicar. Adaeze lo hizo y su sorpresa fue muy grande cuando recibió la noticia donde le decían que la habían aceptado.

“Los primeros días no fueron fáciles.” Adaeze rio entre dientes “Como novata no sabía mucho sobre trabajar en grandes hospitales y con tal infraestructura.”

“Pero todos eran tan amigables y estaban muy dispuestos a ayudar. La jefa de enfermeras me guío a la sala donde yo debía estar; y otra me enseñó cómo hacer mis tareas en el área de ambulatorios.

Estoy muy agradecida por el buen ejemplo de muchos doctores y enfermeras de aquí. El personal de limpieza también me ha enseñado mucho. Estoy muy sorprendida por el nivel de calidad humana que se vive. Ahora, me he vuelto a enamorar de la enfermería.”

La primera vez que ella se enamoró de la enfermería fue cuando tenía ocho años de edad y se encargaba de cuidar a su abuela enferma.

“Todo empezó cuando llegué a vivir con mi abuela” dice Adaeze mientras sonríe y se peina un fleco que se le cayó a la frente. “La abuela se enfermaba de vez en cuando y yo tenía que estar lista para hacer el papel de enfermera en cualquier momento. Me sorprendí cuando me di cuenta que tenía habilidad para la enfermería, podía estar a su lado todo el día cuidándola y no me sentía agotada”.

Adaeze tiene cinco hermanos, a ella le tocaba en ocasiones tener que preparar la comida para su familia por lo que aprendió a cocinar desde muy pequeña.

“Para mí eso no era un problema. Me encanta cocinar” ella y sus hermanos se divertían mucho juntos.

“Estaba tan emocionada y tan impactada con el Centro. Las chicas eran amables e iban bien vestidas y la atmósfera era muy amigable. Estaba gratamente sorprendida”.

“Mis hermanos y yo tenemos una relación muy especial. Nos amamos unos a otros muchísimo. Los cumpleaños están llenos de alegrías y diversión. La tradición es que el celebrado le compre regalos a los otros, mientras que ellos pretenden haberlo olvidado, mantenemos los regalos en secreto, hasta que el celebrado empieza a darnos los nuestros. Entonces, él comienza a recibir sus regalos. Las sorpresas nunca faltan”.

“Mis papás tienen ya 32 años de casados, debo decir que han sido una buena pareja. La manera en la que nos han sacado adelante me ayuda a apreciar más mi vida y lo que tengo. Aunque no somos ricos, tenemos todo lo que necesitamos, porque nos tenemos los unos a los otros. Además de la cocina, también me gusta leer mucho; difícilmente acabo un día sin haber leído algo”.

Apenas pasaron algunos meses que ella había comenzado a trabajar en el NFH que una amiga de la universidad la invitó a un centro del Opus Dei para que fuera después de sus horas de trabajo.

“El mensaje de la santificación en la vida ordinaria me impactó en mi actitud hacia el trabajo y me ayudó a crecer profesionalmente como enfermera”.

“Estaba tan emocionada y tan impactada con el Centro. Las chicas eran amables e iban bien vestidas y la atmósfera era muy amigable. Estaba gratamente sorprendida”.

El centro de mujeres del Opus Dei recibe a mujeres y a niñas de todo tipo de estratos sociales, jóvenes y mayores, ricas y pobres, les ayuda a crecer personalmente y espiritualmente.

“El mensaje de la santificación en la vida ordinaria me impactó en mi actitud hacia el trabajo y me ayudó a crecer profesionalmente como enfermera”.

“Las relaciones que tengo con otras personas también han mejorado mucho desde que comencé a asistir a medios de formación en el Centro.”

“Algunas veces yo era muy peleonera, estaba lista para echar pleito cada vez que me sentía tratada de mala manera o que alguien pisoteaba mis derechos. Ahora, prefiero dejar que las cosas pasen. Eso no significa que yo no conozca mis derechos, claro que los conozco, pero he aprendido que a veces es mejor dejar las cosas pasar para que la paz reine”.

“Cada día, tengo muy presente la santificación de mi trabajo desde que llego al hospital. Ahora, incluso cuando la gente no aprecia mi buen trabajo, tengo más razones aún para ofrecerlo, sabiendo que el trabajo que no se aprecia y que aun así está siendo santificado, me hace ganadora de un mejor lugar en el cielo”.

“Hasta antes de hoy, el estrés habría hecho que no trabajara tan bien. Pero gracias al Opus Dei he aprendido a trabajar cuando no tengo ganas de hacerlo, mientras yo lo eleve a Dios, el trabajo se hará más ligero y el estrés disminuirá. Es como si se tratara de magia”.

“A veces, cuando tengo pacientes difíciles, que sin importar cuanto lo intente, nunca estarán satisfechos, el recordarme que hago las cosas por amor a Cristo me ayuda a llevar a cabo estas dificultades. Mi definición de felicidades es hacer conocer a Cristo cada día mejor y tener confianza y fe en que Dios nunca me dejará sola. Reo por que el hombre con el que me he de casar ame a Dios aún más de lo que lo amo yo y por qué él me ayude a educar a mis hijos en la fe y el amor a Cristo”.

Nota: El Niger Foundation Hospital fue creado en 1990 después de la visita del beato Álvaro del Portillo a Nigera quien tras haber visto la falta de servicios de salud para la población pidió que se les diera más atención a la salud. Hoy en día el hospital cuenta con medicina interna, ortopedia, quirófanos, ginecología, pediatría y obstetricia. También cuenta con laboratorios para hacer análisis y área de radiografías. Para quienes no tienen suficiente para pagar una consulta, hay un programa de visitas a comunidades pobres para dar consultas, aplicar vacunas, análisis para algunas enfermedades además de las clases que se imparten para enseñar higiene básica a la población, todo esto se da, de manera gratuita.