Fe y libertad en Vietnam

Cuatro décadas después de la supresión de la Iglesia católica por parte de los comunistas, Xavier Symons y otros 14 chicos de preparatoria hicieron un viaje de servicio social a Vietnam. Los jóvenes acuden a Nairana Study Centre, un centro del Opus Dei en Sydney, Australia.

En 1975, el nuevo régimen comunista en Vietnam consideró al catolicismo como una autoridad paralela amenazante, por lo que encarceló a todos los obispos, cerró seminarios y desalentó las prácticas de fe entre los fieles.

Hoy, la Iglesia es más fuerte que nunca. Recientemente, en la parte sur de Vietnam, el gobierno aumentó el límite del número de ordenaciones sacerdotales. Lo seminarios están llenos y, como consecuencia, muchos seminaristas tienen que viajar al extranjero para estudiar.

Me sorprendió mucho la vitalidad de la fe católica en el país; continúa creciendo y ahora cuenta con más de 8 millones de personas. Mientras viajábamos en camión a Ho Chi Minh, un domingo por la tarde, pasamos por controles de tráfico especiales que intentaban poner orden en el embotellamiento provocado por las personas que iban y venían de numerosas iglesias.

En cada calle vimos casas con estatuas de la Virgen María, adaptando la tradición de la cultura budista de poner esculturas de Guan Yin, diosa de la misericordia, en la cúspide de la casa. En otros hogares, las familias construyen santuarios para la Sagrada Familia. A las 4:30 las campanas de las iglesias se escuchan por todo Ho Chi Minh. La fe de los vietnamitas es verdaderamente palpable.

En la calurosa y húmeda localidad de My Son, trabajamos de cerca con el P. Joseph, un párroco muy activo que, entre sus muchas tareas, supervisa las obras de reparación de los hogares más pobres. Las duras condiciones del Mekong rápidamente desgastan la madera de mala calidad que se usa en la construcción de las casas más humildes. En efecto, una de las casas que arreglamos se había colapsado parcialmente. Usando el dinero que los chicos habían reunido a los largo del año, compramos madera y aluminio corrugado para construir los exteriores de cinco casas, confiamos en que durarán mucho más tiempo que las frágiles paredes originales.

Nos propusimos un plan más ambicioso en K’Long, un pueblo frío y seco ubicado en las tierras altas fuera de Ho Chi Minh. Ahí nos dedicamos a construir una casa completamente nueva para los residentes más pobres, además de dos instalaciones para uso general. Con ayuda de los trabajadores locales, construimos las paredes, el techo y un baño.

Los últimos dos días del campamento estuvimos en Ho Chi Minh. Las preparaciones para el festival Tet (la celebración del año nuevo lunar vietnamita) estaban en plena marcha. Vimos muchas muestras flotantes y de flores siendo preparadas en las calles principales, aunque, desafortunadamente, tuvimos que partir antes del gran día.

Los católicos en Vietnam esperan que este año traiga más avance hacia la plena libertad religiosa en el país. Las relaciones con las autoridades han mejorado, pero todas las personas con las que hablé me pidieron que rezara por su país. Me parece que es una buena intención por la que podemos rezar todos los católicos.